lunes, 27 de julio de 2020

Una anecdota. (El hijo del conserge)

Una nueva experiencia siempre nos lleva a la búsqueda de un antecedente. Siempre que alguien propone algo nuevo lo relacionamos con algo que ya sabemos. Así el nuevo conocimiento se hace significativo.
Indudablemente sucede cuando  nos adentramos en el mundo de las escuelas, pero desde un nuevo rol. A la escuela asistimos, los que tuvimos la dicha y el compromiso, casi en todas las etapas de la vida, como alumno, como hermano, como padre. Como  futuro docente en este nuevo caso. Siempre se vuelve a ella.
Al volver volvemos esta vez con un bagaje de conocimientos nuevos pero con muchos recuerdos de como eramos cada uno en nuestra escuela, como eran los compañeros, como era la señorita o el profe del secundario.
Siempre digo que me debo a la educación. Nacer en un barrio humilde y con un padre que trabajo toda tu trayectoria escolar en la misma escuela a la que ibas, es una experiencia que pocos tuvieron. que tu viejo sea el que te sirva la comida en esta escuela de pueblo pero con sueños de progreso, que el sea quien se entere y te vigile y acompañe de cerca mientras pasa el mechudo en el salón de actos con la rejilla colgada del cinto o el gorro de cocinero, es algo que no tiene precio. Muchos papàs Están muy cerca de sus hijos pero el mio estuvo muy muy cerca.
Pasar todo el día. (porque entrabas a las 8 de la mañana y salias a las 16:30 de la tarde). ¡Era estar todo el día en la escuela en serio! y durante 7 importantes años de tu vida es algo que sin duda te marca. Aquella era la vida escolar de la escuela nº 8 Bartolome Mitre de la localidad de Trancas a la que acudíamos. 
Ser el primer hijo de siete, y que tus hermanos te sigan un grado mas atrás,  era otra de las características de aquella vida escolar. No habia forma de que tus papás no se enteraran los que hacías y que no sepan que tenias que hacer para la clase del otro día, era algo que no te podías imaginar que sucediera.
Y en la casa: aunque sea a altas horas cuando todos duermen y aunque talvez el no hubiera cenado por dejarte lo que quedo de las 12 a vos y a tus hermanos...habia que hacer las tareas con el.
Talvez ese esfuerzo tenia su recompensa al otro día si es que a el le tocaba llevar los quipes con arroz a tu grado. (porque personal auxiliar habia muchos).
Así fue que un mediodía de fechas patrias una comitiva de directores de otras escuelas se habia reunido junto a una delegación de alumnos de cada escuela y habia de comer pizzas. (nuestra escuela recibía a los chicos y docentes de otras escuelas para el desfile cívico militar del día de la bandera que contaba incluso con la presencia del gobernador).  Así que iba a ser complicado repetir tan rico plato. La pizza era bien esponjosa y con los ingredientes clásicos. A veces mi padre me decía que si habia quedado con hambre que me llegue por la cocina pero con un plato porque si caía cuando todo estaba lavado no habia posibilidad de ensuciar plato nuevo. 
Así es que detrás de mi, sabiendo que yo era hijo del conserge que para estas fechas siempre estaba de cocinero, venían varios a los que yo habia prometido que mi papa les podía servir mas pizza. El desafió fue sacar los platos de alumno enormes para un pibe de segundo grado de las bandejas enormes de plástico y escapar del grado para llegar, en el recreo largo de las 12:30 a las 14:00, atravesar dos patios enormes con maestras vigilando, y chicos curiosos y demandones de otros cursos, hasta la cocina...
-Que no habia que ir todos juntos; que habia que esperar que manuel pida primero; que por ahi no que la vi a la directora; ¿y si llegamos y no queda?, ¿y si nos delatan? ¿y si se cuelan mas en el patio?-
Todo lo planeábamos por una porción de pizza de la de siempre.
Para que don Manuel nos convide de la pizza que comían los directores ese día. Una pizza con mucho queso, crocante y con sardinas que jamas habíamos conocido...ahora habia que volver al grado o comerla a escondidas.
Y nada. No hay moraleja en la anécdota. Simplemente el relato único... la escuela que nos dio de comer a muchos en el pago no solo nos alimentaba con pizzas y quipes con arroz.

Evidencias de la mano de mi padre en el cuaderno alto
La inconfundible vaca de Humahuaca